
Siempre que estamos pasando una prueba, llegan muchos pensamientos a nuestra mente y muchos sentimientos a nuestra alma. por lo tanto debemos de caminar siempre con fe, nunca debemos de parar, pues detendremos el propósito de Dios, y si tenemos que comenzar de nuevo debemos de hacerlo. No es fácil seguir adelante cuando lo que queremos es parar, descansar o dormir para no saber más de la situación que estamos viviendo. No hay ánimo, emoción, ni entusiasmo para seguir trabajando por lo que estábamos haciendo. El cuerpo se rebela, el alma se cansa y el espíritu se apaga. Todos tres se ponen de acuerdo para detenernos en seguir adelante. Además que es una defensa para el mismo cuerpo.
Todos tarde o temprano pasaremos por una situación difícil. Y necesitaremos ayuda. A dónde ir, a quien ir?
Lo recomendable y eficaz para situaciones como estas es ir a la Palabra de Dios, ella brinda paz, consuelo y esperanza. Y ¿a quien ir? ¡A Dios!, autor de la Palabra, Creador nuestro y Ayudador para cada ocasión que vivamos y lo necesitemos. Hay una promesa bíblica que tiene gran consuelo y esperanza para esos momentos: "... He aquí Yo estoy con vosotros, todos los días hasta el fin del mundo" Mateo 28:20b

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